La prevención no es un arma mágica, que erradica completamente el abuso de drogas, pero su realización es fundamental para disminuirlo. Consiste en conseguir que la mayoría de las personas adopte una calidad de vida y un estilo de conducta contrario al generado por las adicciones. La prevención debe promover una sociedad moderna libre de adicciones, y para ello, debe apuntar a la implementación de una educación con énfasis de prevención, la ocupación, la sanidad, la lucha contra el narcotráfico, la cultura, y el empleo de tiempo libre en actividades recreativas sanas.
A propósito Naciones Unidas, CEPAL ECLAC, en Santiago de Chile, reunió a varios expertos de la prevención del consumo de drogas y sus conceptos fueron los siguientes, sobre los enfoques integrales y contextos culturales, respecto del tema.
En su artículo Oriol Romaní ofrece un recuento histórico y crítico de los distintos paradigmas que han regido la prevención del consumo de estupefacientes. En este marco, plantea la necesidad de precaver, prestando especial atención a mecanismos informales de control que surgen de la propia cultura grupal de los consumidores, potenciando las capacidades de autocontrol que ellos puedan tener
Sugiere el autor que esto debe complementarse con la difusión y discusión, entre los grupos, de información objetiva respecto de los efectos deseados e indeseados que produce el uso de las sustancias ilícitas, sin perder de vista que las medidas técnicas sólo funcionan cuando éstas se aplican en el mundo de los grupos correspondientes.
Una perspectiva similar plantea Roberto Merlo en su artículo, basándose en su estudio sobre la prevención del consumo en México, D.F. y en Bolonia, Italia. Recurriendo a conceptos desarrollados por Elías Canetti en su libro Masa y poder, Merlo sostiene que para precaver se deben considerar las formas posibles de convivencia en la la elaboración del fracaso y la impotencia, el conocimiento pormernorizado del lugar o conjunto de personas con el que se va a trabajar, los estigmas y estereotipos que marcan a esos grupos y su entorno, los ritos y mitos que rodean el consumo de drogas, el manejo de conflictos en concentraciones de masa y las relaciones que forman redes entre sujetos. A través de estas categorías, muestra el trabajo innovativo realizado mediante distintos programas en las ciudades mencionadas.
Finalmente, Mauricio Sepúlveda se basa en sus trabajos etnográficos con grupos en sectores populares de la ciudad de Santiago, Chile, cotejando los discursos de los propios actores con el tipo de discursos y normativas que se plantean desde las instituciones y en los programas preventivos sobre el consumo de drogas. En su análisis de lo que ha llamado la "retórica de la prevención", el autor se concentra de manera particular en la prevención temprana y en cómo ésta permite encarar la "gestión del riesgo". Además, destaca la centralidad de la dimensión familiar y parental en el discurso y la pragmática de esta prevención temprana y propone redimensionarla, considerando tres ejes decisivos para contextualizar culturalmente el análisis: la construcción de lo masculino y lo femenino, la producción y transmisión de saberes, y los consumos culturales.